martes, 27 de mayo de 2014

La Edad Contemporánea

La Edad Contemporánea


La Edad Contemporánea es el periodo más reciente de la historia, ya que va desde la revolución francesa, en el año 1789, hasta nuestros días. Además, este periodo supone el final del Antiguo Régimen debido a las revoluciones producidas por un movimiento intelectual conocido como ilustración.

La primera revolución liberal contra la monarquía fue la que proclamó la independencia americana. Gracias a esta revolución se estableció la primera constitución escrita, según la cual se realizó una separación de poderes, se redactó la declaración de derechos individuales y se estableció como sistema de gobierno la república.

Esta revolución sirvió como ejemplo para el pueblo francés que, harto de la gran crisis económica y social, de la escasez de alimentos y de la fuerte presión fiscal, se levantó en la revolución francesa irrumpiendo en los Estado Generales,  tomando la bastilla, y establecieron la Asamblea Nacional Constituyente, instaurando la soberanía popular, el sufragio censitario, la separación de poderes y la declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. En un primer momento se estableció una Monarquía legislativa y se elaboró la Constitución de 1791. No obstante, este periodo duró poco, ya que en 1792 se instauró una república moderada que acabó en 1793, fecha en la que se estableció la Constitución de 1793. A pesar de esto, los siguientes años se caracterizaron por una revulsión acabando con la elaboración de un directorio formado por un sistema bicameral, el cual fue sustituido por un consulado que se produjo tras el golpe de Napoleón Bonaparte y dio paso al imperio napoleónico que dura hasta el 1815 con la Convención de Viena.





Por lo que se refiere a la economía y la sociedad, ésta sufre un gran impulso debido a la revolución industrial que, a pesar que fue iniciada en 1750 en Inglaterra, no tuvo un gran impacto en Europa hasta mitad del siglo XIX. Esta revolución se manifestó por una progresiva sustitución del trabajo manual por las máquinas, que se concentran en grandes fábricas, y por el desarrollo de la energía del vapor que llevó a una mejora y aumento en los transportes.  Este avance también se manifestó en el mercantilismo con el nacimiento del liberalismo, según el cual se establecía la ley de la oferta y la demanda, la libre competencia y la no intervención estatal.


No obstante, en Europa las crecientes dificultades sociales se fueron asociando a la industrialización. Los bajos salarios, el empleo de mujeres y niños, la inseguridad y la insalubridad, las largas jornadas laborales y la segregación de los obreros en barrios propiciaron una serie de protestas y la creación de asociaciones. Todo esto desencadena en la creación de la ley Internacional Obrera que establece un orden social más justo, la socialización del trabajo y el beneficio de manera igualitaria. 


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